Cuando se nace escritora, se muere escritora
Con Paola C. Álvarez autora de Con alma de escritora - 019
Hola 👋🏼, si eres nuevo por aquí te cuento que Vida Creativa es un newsletter dedicado a dar voz a escritores de ficción. Aquí encontrarás cómo fue su primer acercamiento a este tipo de literatura, cómo navegan sus retos, qué autores (y libros) les han marcado la vida y, cuáles han sido sus recientes proyectos. Con el fin de acompañarnos y arrojarnos luz unos a otros conocerás escritores que están en todo tipo de etapa dentro de sus proyectos creativos.
Ahora sí, ¡Quedas invitado a sumarte a la aventura!
La invitada de hoy es…
Paola C. Álvarez
Instagram: @paolac.alvarez
Podcast: Yo escribo literatura romántica
Substack: Con alma de escritora
Hola, soy Paola C. Álvarez, una bióloga apasionada de la novela romántica. Soy lectora desde que tengo memoria y esa pasión me llevó de forma inevitable a crear mis propias historias y a publicarlas. Ese camino me ha abierto puertas que nunca pensé y que me han llevado a dedicarme profesionalmente a la literatura como mentora, editora y correctora.
La última novela que publiqué es Tras el largo invierno, un suspenso romántico ambientado en las explotaciones mineras de oro en Canadá.
Novela: Tras el largo invierno
Género: Suspenso romántico
Un misterio, un legado y un viaje trepidante al corazón del Yukón al más puro estilo de Nora Roberts.
Kate sabe muy bien lo que es vivir en una espiral de sueños incumplidos, por eso decidió alejarse del Yukón y de aquellos que debían quererla y protegerla sin fisuras.
Años después, la inesperada muerte de su padre vuelve a enfrentarla a todo lo que dejó atrás, a reabrir heridas que nunca cicatrizaron y a reconocer una verdad que siempre tuvo miedo de admitir.
Decidida a culminar el sueño de su padre y cerrar su pasado de forma definitiva, regresa a un lugar donde el oro es más importante que el honor o la vida.
Una mujer que ha tenido que forjarse a sí misma y ha conseguido hacerse un hueco en un mundo de hombres.
Cuando se nace escritora, se muere escritora
Me enamoré de la novela romántica con catorce o quince años, cuando cayó en mis manos una novela de Candance Camp que me prestó una amiga del instituto. Antes de eso, me había bebido todos los títulos de Agatha Christie, Julio Verne e Isaac Asimov. Los libros siempre han sido mi refugio, un lugar donde poder ser yo misma sin sentirme juzgada ni tener que cumplir las expectativas de nadie.
Y cuando Forastera, de Diana Gabaldon, antes de hacerse mundialmente famosa gracias a la serie Outlander, llegó a mí, supe que yo también quería formar parte de ese mundo.
Así que, en realidad, yo no elegí convertime en escritora, la escritura me eligió a mí.
Nadie sabía que escribía, solo mis amigas más íntimas leían mis relatos; me daba una vergüenza horrible que me leyeran, y hasta que no me casé y tuve a mis dos hijos, no me atreví a publicar.
Era una completa ignorante sobre cómo funcionaba el mundo literario, no tenía redes sociales ni contactos con otras escritoras ni lectoras, así que empecé presentándome a concursos hasta que llegó mi primera oportunidad y publiqué mi primera novela en un sello digital de la ya extinta Ediciones B.
Después, llegaron otras editoriales, pero la experiencia no cumplió mis expectativas y fue una decepción muy grande, así que decidí probar por mi cuenta y autopublicar.
Y me preparé, claro. Leí todos los manuales de escritura que pude, estudié sobre cómo ser una escritora emprendedora con Ana González Duque, que fue mi primera mentora, escritura creativa, diseño editorial y lo que terminó cambiando mi vida: estudiar corrección profesional.
Me gustó tanto la experiencia de autopublicar y comprobar que se ajustaba perfectamente a mi visión, que recuperé los derechos de las novelas y las edité por mi cuenta. Hoy en día no contemplo la posibilidad de volver a publicar con una editorial, solo veo ventajas, tú tienes todo el control y el nivel de calidad que quieres como escritora.
De hecho, ese fue el principal motivo que me impulsó a ayudar a otras escritoras, que no sufrieran las decepciones y desilusión que viví yo en mi carrera literaria, facilitarles la edición de sus novelas o acompañarlas durante la escritura para que no se sientan solas ni inseguras.
Lo «malo», y lo pongo entre comillas porque, en realidad y con la perspectiva del tiempo, no lo considero como algo negativo, es que, inevitablemente, iniciar ese nuevo camino me alejó de la escritura.
Durante muchos meses, dejé de escribir, hasta que un día, viendo el programa de Gold Rush en la tele, y al que estaba enganchada, lo reconozco, me saltó la pregunta de qué pasaría si la responsable de una explotación minera en el Yukón fuera una mujer. Así nació Kate, la protagonista de la última novela que he publicado hasta ahora: Tras el largo invierno.
Ya había publicado una novela de suspenso romántico con anterioridad, porque es un género que me encanta leer, pero con esta historia tuve la oportunidad de hacerle un homenaje a una de mis autoras favoritas: Nora Roberts, de la que debe mucho esta novela.
Me encantó el resultado, pero, sin embargo, pasó completamente desapercibida para las lectoras, por lo que el sentimiento de frustración regresó y me dediqué en cuerpo y alma a mi trabajo como editora y correctora, que durante años me ha llenado por completo y que se ha convertido en mi propósito como profesional.
Pero supongo que quien nace escritora, muere escritora, porque desde hace algunas semanas, el gusanillo ha despertado y estoy enfrascada en la que será mi novena novela autopublicada.
Reconozco que me está costando mucho porque estoy oxidada y las palabras adecuadas tardan en salir y expresar lo que quiero, también tengo más bloqueos, pero siempre me he apoyado en la planificación previa, y ese sistema me sigue funcionando: volver al argumento, a las escenas programadas para retocarlas o reajustarlas y volver a conectar con la historia y los personajes.
No sé cuánto tardaré, pero soy perseverante, de hecho, me preguntas qué es para mí el éxito como escritora y creo que es este: perseverar, mantener viva la pasión por la escritura aunque a veces se adormezca, sentirte orgullosa de tus historias y no perder la ilusión.
Es lo más difícil de ser escritora, no tirar la toalla. porque nunca sabes cuando llegará tu momento.
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Muchas gracias por darme un hueco en Vida Creativa. ❤️❤️❤️